lunes, 21 enero 2008
Juan José Morales
Impacto AmbientalLa venta de agua “purificada” -embotellada o de garrafón, como también se le llama- se ha convertido en un gran negocio, basado en el supuesto de que “el agua de la llave”, o sea la que se nos suministra y cobra como potable, es impura y peligrosa para la salud. Ciertamente, esto ameritaría la intervención de las autoridades para verificar si, efectivamente, las empresas gubernamentales o privadas que manejan los sistemas de agua potable nos están dando gato por liebre. De ser así, se harían acreedoras a sanciones penales por cometer un fraude y atentar contra la salud de los consumidores. Pero, independientemente de que eso se investigue o no, quienes desconfíen de la calidad del agua “de la llave”, tienen a su alcance un método muy sencillo, efectivo y gratuito para eliminar las bacterias que pudiere contener: ponerla en una botella de plástico transparente bien cerrada -por ejemplo un envase desechable de gaseosa- y exponerla al sol durante un mínimo de seis horas y preferentemente todo el día. La radiación ultravioleta solar, combinada con la alta temperatura que alcanza el líquido dentro de la botella al acumular el calor solar, inactiva los microbios patógenos que pudiera contener el agua y la vuelve apta para el consumo humano durante varios días.El procedimiento se denomina Método Sodis, que es una abreviatura del término inglés Solar Disinfection. Fue ideado hace casi 30 años por un científico libanés, el Prof. Aftim Acra, y tras ser sometido a pruebas exhaustivas en varios países por el Instituto Federal Suizo para Ciencia y Tecnología del Medio Ambiente, se comprobó su eficacia, incluso con agua fuertemente contaminada, que previamente se filtra y decanta para eliminar materiales en suspensión.Ante los buenos resultados, el Método Sodis recibió el aval de la Organización Mundial de la Salud, la UNICEF y la Cruz Roja Internacional y se está promoviendo su utilización entre habitantes de países del Tercer Mundo -Zaire, Indonesia, Jordania, Colombia, Perú, Bolivia, Guatemala y El Salvador entre otros- que carecen de abastecimiento de agua potable. En México, investigadores de la Universidad Autónoma de Querétaro y de la Universidad del Valle de México ya comprobaron su eficacia y lo mejoraron con el añadido de un catalizador de titanio, que intensifica la acción bactericida de la luz y permite reducir a la tercera parte el tiempo de exposición al Sol. También dos renombrados diseñadores, el italiano Alberto Meda y el argentino Francisco Gómez Paz, lanzaron al mercado una botella Sodis especial para excursionistas, exploradores, soldados y socorristas. Posee un recubrimiento interno de aluminio que, al absorber la radiación infrarroja solar, calienta más el agua, y su forma plana, con asa, permite acomodarla en el ángulo más apropiado para recibir el máximo de luz solar. Pero este es el aspecto elegante o refinado de la cuestión. Lo que por ahora nos importa, es el hecho de que el Método Sodis puede usarlo cualquiera que desee asegurarse de eliminar posibles bacterias del agua potable de su casa. No se requiere, como decíamos, más que simples botellas vacías de gaseosa -no garrafones ni grandes botellones, sino recipientes menores de tres litros- y un sitio donde puedan exponerse al sol todo el día o la mayor parte de él. Si esta técnica es efectiva para purificar agua realmente contaminada, con mayor razón lo será tratándose de agua que ya fue clorada en la planta potabilizadora. Si existe el Método Sodis, no vale la pena, pues, gastar en agua embotellada, que cada día es más cara. Comentarios:
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